Ya sea tu objetivo la pérdida de peso, el aumento de masa corporal, o la mejora de tu performance atlética, el factor determinante de tus logros será la nutrición.
Uno de los mayores errores que realiza la gente, es hacer ejercicio con el estómago vacío, ya que no solo afecta nuestro rendimiento por encontrarse nuestros depósitos energéticos disminuidos, sino que también puede provocar mareos por tener bajos niveles de azúcar en sangre.
En rasgos generales habría que comer algo (tampoco en abundancia) una hora antes de la actividad física, en lo posible una comida que contenga hidratos de carbono simples (fruta, yogurt, etc.) y una comida similar inmediatamente después de terminar el ejercicio, para recuperar rápidamente los depósitos energéticos.
Claro está que lo ideal sería acudir al nutricionista y éste tendrá en cuenta (entre otras cosas) el sistema energético que predomina en nuestra actividad, y el grado de “destrucción” de las fibras musculares, de esa manera nos elaborará una distribución de nutrientes adecuada a nuestro deporte.
Pero si no puedes acceder a un especialista de este tipo, haz lo posible por realizar las cuatro comidas diarias (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y un par de colaciones (tentempié).
La pregunta del millón… ¿qué como?, come con moderación y lo más variado que tu bolsillo te permita, consume frutas y verduras, evita las grasas saturadas y las frituras.
De esta manera obtendrás un buen aporte de nutrientes a lo largo del día y así estarás un paso más adelante en el camino de la puesta en forma. Salute.
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