jueves, 25 de diciembre de 2008

Un año más…

Recién pasada la navidad (espero que la hayan disfrutado) y apunto de finalizar el año, esta época siempre trae consigo un tiempo para la reflexión, evaluación y replanteo de metas.
Cada cual sacará sus propias conclusiones acerca de este 2008 que se nos va, y comenzará el año próximo planteándose metas dentro de las cuales nuestro físico y nuestra salud generalmente se cuelan en esa lista. Como siempre decimos que el entrenamiento y la vida tienen muchas cosas en común, creemos que las próximas palabras son válidas en varios aspectos.
Más allá de que hayamos logrado o no nuestras metas, lo importante es tener la tranquilidad de haberlo intentado, de haber dado hasta nuestro último esfuerzo en la concreción de nuestros sueños y esperanzas. De no ser así, sabemos que tenemos el próximo año para dar todo de nosotros hasta ver cumplidas nuestros objetivos.
Porque más allá de los resultados, mucho más allá de la línea de llegada está la impagable satisfacción del camino recorrido. Además si somos afortunados encontraremos compañeros de ruta que harán más llevadero nuestro andar.
Por nuestra parte siempre hemos estado agradecidos, justamente por eso, por la gente que hemos encontrado en nuestro transitar.
Cuando muchos de nuestros socios en forma desinteresada nos dieron una gran mano para que pudiéramos mudarnos de local, tuvimos muestras de esto.
Cuando ingresamos por las puertas de este diario, más allá de que nos dieron la oportunidad de publicar esta columna (por lo cual estaremos eternamente agradecidos), encontramos un grupo humano realmente excepcional.
Cuando ustedes lectores de estas páginas nos hacen llegar sus inquietudes o esa simple frase de “leo la columna todas las semanas”, nos llenamos de satisfacción.
Por todo esto cuando termina un año, más allá de cualquier balance, lo único que podemos hacer es tener la certeza de haber dado lo mejor de nosotros y agradecer a la vida por la gente extraordinaria que ha puesto en nuestro camino.
Gracias por todo, que tengan gran 2009.

martes, 16 de diciembre de 2008

Algo que vi en la tele

La semana pasada el canal Discovery transmitió un programa sobre esteroides, culturismo y temas relacionados. Ver este programa me produjo sentimientos encontrados. Por un lado estaba mi posición contraria a los esteroides, por el otro mi pasión por el culturismo y esta presentación metió a muchos en una bolsa muy grande. Me explico.
Se podría dividir al culturismo en dos grandes ramas el natural y el farmacológico. El natural utiliza suplementación legal y sin efectos nocivos para la salud, llámese creatina, glutamina, aminoácidos, etc. El farmacológico utiliza, además de suplementos, anabólicos esteroides y otras sustancias prohibidas. Los culturistas más famosos de todos los tiempos (o de la aparición de los esteroides hacia acá) han usado “ayudas” farmacológicas. En ciertas federaciones es impensable competir si no se utilizan esteroides.
Más allá de que mi postura es contra estas sustancias y obviamente a favor del culturismo natural, no puedo dejar de defender al deporte en si.
En programa televisivo se basó casi por completo en Gregg Valentino, el cual no identifica para nada el pensar fisicoculturista. Este señor que en algún momento fue culturista no-natural, se obsesionó con su cuerpo de tal manera que comenzó a inyectarse Synthol (una especie de aceite) en sus brazos, lo cual no cuentan en la tele.
Un culturista es algo más que un tipo que levanta pesas y se inyecta esteroides (o debería serlo). Es cierto que este deporte busca el mayor desarrollo y definición muscular posible pero sin perder la simetría, proporción y estética general.
Por ejemplo: Arnold Schwarzenegger utilizó esteroides, pero nunca perdió la esencia del culturismo, su físico sigue siendo un referente hoy en día, por lo cual ponerlo a la altura de Valentino me parece demasiado.
De todas formas, esperemos que algún día el culturismo natural tenga el auge y reconocimiento que se merece y este gran deporte salga de entre las sombras de una vez por todas.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Entrenamiento personalizado

Tienes la necesidad de hacer ejercicio pero no te da la voluntad.
No te gusta que te vean haciendo ejercicio.
Tienes un gimnasio en tu casa y no sabes como sacarle provecho.
Quieres llevar tu entrenamiento a un nivel superior y no sabes como hacerlo.
Sufres de timidez.
Quieres hacer ejercicio pero por diversos motivos no puedes salir de tu casa.
Tienes alguna patología que necesita supervisión especial.
Quieres cambiar radicalmente tu cuerpo.
Necesitas alguien que te motive a entrenar.
Estas son solo algunas posibles situaciones, si te sentiste identificado/a es probable que necesites un entrenador personal. En general son más las mujeres quienes recurren a los servicios de los personal trainers, por un motivo muy simple, es difícil que los hombres reconozcan que necesitan ayuda. Pero en fin, sea para hombres, mujeres o niños, daremos algunas pautas sobre entrenamiento personalizado. Lo primero a saber es que contratar un entrenador personal es costoso, además es una profesión muy nueva y no está correctamente legislada, estos dos factores hacen que se preste para “el curro”.
En términos generales un personal trainer, debe saber (o sería bueno que supiera) variados métodos sobre entrenamiento de la fuerza, de la resistencia y la flexibilidad, diversos estilos de gimnasia, nutrición, suplementación, planificación y periodización del entrenamiento, ya que estas son las herramientas básicas que necesitará para brindar un buen servicio.
Esto no quiere decir que si un entrenador no sabe algunas de estas cosas no sirva, pero debe ser honesto con su cliente con respecto a los posibles logros. Como siempre todo dependerá de los objetivos del cliente, si solo se pretende hacer un poco de gimnasia, puede ser más económico un personal trainer que no maneje nutrición o suplementación, por ejemplo. Pero en caso de desear un cambio radical en tu aspecto, es muy importante que el entrenador este bien preparado. Lo que si les puedo asegurar que si consiguen alguien responsable y logran un buen feedback, es una muy buena inversión. A mi me queda algún horario libre jaja.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Aprender a valorar

El fin de semana pasado fue la Teletón, por fortuna (o por sensibilidad de los uruguayos) se superaron las expectativas. Ojalá que año tras año se vaya a más. No me corresponde a mí hablar de estos temas, no soy el más idóneo pero este tipo de eventos siempre me lleva a la reflexión.
No es que sea algo que no se piensa siempre pero estas cosas nos refrescan la conciencia. Me refiero a lo afortunados que somos algunos en ser sanos y lo poco que lo valoramos. La constante insatisfacción de la especie humana.
Por trabajar con la estética del cuerpo veo constantemente muestras de cómo no apreciamos las cosas que tenemos. He escuchado gente quejarse diariamente de lo desafortunadas que son por no poder bajar los “flotadores”, por tener las piernas cortas o la cadera muy ancha y siempre (o casi) desde el rechazo.
Si bien las mujeres no son las únicas en esto (como siempre digo) son las más representativas o las que más lo exteriorizan. Las rubias quieren ser morochas, las flacas llenitas, las bajas altas y viceversa. Y por estos motivos se autoflagelan con el ejercicio (porque la mayoría se obliga, no lo disfruta). “¿Por qué no puedo tener una cintura finita?” es una frase común.
No estoy queriendo decir que sean desagradecidas con la vida ni nada por el estilo, sino que el tener las cosas desde siempre no nos deja apreciarlas. Como ya dije es inherente a la especie humana.
Quiero apuntar a que pensemos un poco lo afortunados que somos, que la vida nos puede cambiar en un segundo y que si vamos a hacer ejercicio lo hagamos por salud, disfrutándolo, por nuestro bienestar. Dejemos de lado ese trauma por la estética, por cambiar lo que la naturaleza nos dio y aprendamos a valorarlo de otra manera.
No me malentiendan, no está mal tener objetivos estéticos cuando entrenamos pero que sea desde la aceptación de lo que ya tenemos, no desde el rechazo.
Esto no se trata de consolarnos con la desgracia ajena, se trata de ser agradecidos con la vida y aprender algo muy valioso de los chicos de la Teletón y sus familias. La lucha diaria y constante contra la adversidad. Disculpen si herí la sensibilidad de alguien.