miércoles, 3 de diciembre de 2008

Aprender a valorar

El fin de semana pasado fue la Teletón, por fortuna (o por sensibilidad de los uruguayos) se superaron las expectativas. Ojalá que año tras año se vaya a más. No me corresponde a mí hablar de estos temas, no soy el más idóneo pero este tipo de eventos siempre me lleva a la reflexión.
No es que sea algo que no se piensa siempre pero estas cosas nos refrescan la conciencia. Me refiero a lo afortunados que somos algunos en ser sanos y lo poco que lo valoramos. La constante insatisfacción de la especie humana.
Por trabajar con la estética del cuerpo veo constantemente muestras de cómo no apreciamos las cosas que tenemos. He escuchado gente quejarse diariamente de lo desafortunadas que son por no poder bajar los “flotadores”, por tener las piernas cortas o la cadera muy ancha y siempre (o casi) desde el rechazo.
Si bien las mujeres no son las únicas en esto (como siempre digo) son las más representativas o las que más lo exteriorizan. Las rubias quieren ser morochas, las flacas llenitas, las bajas altas y viceversa. Y por estos motivos se autoflagelan con el ejercicio (porque la mayoría se obliga, no lo disfruta). “¿Por qué no puedo tener una cintura finita?” es una frase común.
No estoy queriendo decir que sean desagradecidas con la vida ni nada por el estilo, sino que el tener las cosas desde siempre no nos deja apreciarlas. Como ya dije es inherente a la especie humana.
Quiero apuntar a que pensemos un poco lo afortunados que somos, que la vida nos puede cambiar en un segundo y que si vamos a hacer ejercicio lo hagamos por salud, disfrutándolo, por nuestro bienestar. Dejemos de lado ese trauma por la estética, por cambiar lo que la naturaleza nos dio y aprendamos a valorarlo de otra manera.
No me malentiendan, no está mal tener objetivos estéticos cuando entrenamos pero que sea desde la aceptación de lo que ya tenemos, no desde el rechazo.
Esto no se trata de consolarnos con la desgracia ajena, se trata de ser agradecidos con la vida y aprender algo muy valioso de los chicos de la Teletón y sus familias. La lucha diaria y constante contra la adversidad. Disculpen si herí la sensibilidad de alguien.

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