lunes, 20 de octubre de 2008

De pie por favor (parte I)

La ficha de hoy surge a raíz de algo que quedó “colgado” de la semana pasada, varias personas consultaron sobre la importancia de la prominencia en el calzado para el arco del pie, ya que varios modelos no la traen. Nosotros consideramos que este detalle que puede parecer insignificante, es muy importante en nuestra vida diaria y fundamental a la hora de realizar actividad física.
Al igual que la semana pasada este tema comprende aspectos biomecánicos por lo que trataremos de ser bastante ilustrativos y no muy específicos (si no entienden me avisan).
Comencemos aclarando conceptos generales que nos servirán luego para comprender bien la situación.
1) El peso de los miembros superiores, la cabeza y el tronco, es soportado por la columna vertebral, este peso es descargado por la misma sobre la cadera y de ahí por los miembros inferiores hasta el suelo.
2) Existe en las articulaciones móviles, entre los huesos, una especie de “amortiguador” que protege de la fricción y además ayuda en la tarea de soportar presión, los más conocidos son los meniscos en las rodillas y los discos intervertebrales de la columna.
3) Por lo poco que entiendo de construcción (¿?) una de las estructuras que soporta más peso es el arco, por lo tanto toda nuestra estructura libera el peso que recibe a través de los pies, también por intermedio de arcos.
Ahora analicemos algo, normalmente deberíamos tener un pronunciado arco interno y un leve arco externo en la planta de los pies, al debilitamiento del arco interno se le llama pie plano y la mayoría de ustedes quizás no vean un problema en esto. Imaginen un edificio erigido sobre columnas unidas por arcos, si los arcos se debilitan toda la estructura superior sufre, lo mismo sucede en el cuerpo humano. El pie plano provocará una alteración en la posición de la tibia, lo que desplazará las rodillas hacia adentro ejerciendo excesiva presión al menisco externo, lo que compromete a toda la rodilla.
Teniendo ya dos sistemas de amortiguación fallando la próxima afectada será la columna vertebral y más si no tenemos el adecuado tono muscular.
Continuará…

miércoles, 15 de octubre de 2008

El calzado ideal

Llegó la hora. Después de semanas de dar vueltas y vueltas te decidiste y aprovechando el buen tiempo, vas a empezar a hacer ejercicio. Sacas el equipo deportivo del placard, pero… te faltan las zapatillas. Vas a tener que gastar.
Aquí surgen las preguntas: “¿qué calzado me compro?, ¿cualquiera me sirve?, ¿en que me tengo que fijar?”.
De más está decir que voy a marcar algunas pautas generales, no soy especialista en biomecánica ni mucho menos y claro está que cada cual ajustará estos datos a sus posibilidades económicas.
Lo primero que hay que saber es que el calzado debe ajustarse a la actividad que se va a desempeñar (“chocolate por las noticias”), esto que parece tan obvio, es evidente solo en deportes como el fútbol o el básquetbol, pero ¿que pasa a la hora de salir a correr?, ¿o de entrenar con pesas?, ¿o de otros deportes?
Analicemos brevemente la carrera, o el paso: cuando damos un paso, el impacto es absorbido por el talón, luego se apoya todo el pie, para finalmente trasladar el peso al metatarso para impulsar el próximo paso. Aquí obtenemos un par de datos importantes, si el impacto lo absorbe el talón, esto quiere decir que en esta zona el calzado deberá tener una buena amortiguación y si la fuerza para el próximo paso esta bajo el metatarso y los dedos, aquí deberá poseer una superficie que permita una buena tracción. Hasta aquí los que salen a correr tienen solucionado, en caso de otros deportes dependerá de las características del mismo y no podemos analizarlos todos aquí(por ej. en básquetbol suelen tener caña alta para mejorar la estabilidad del tobillo al saltar).
¿Que pasa con el entrenamiento con pesas?, ahí no se corre”, no pero también se necesita algo de amortiguación (un poco más dura), para transferir la fuerza del peso levantado, y algo de tracción (leve) para evitar algún resbalón.
Fundamental para cualquier tipo de calzado la prominencia en la zona interna que asegura un correcto arco plantar. Salute.

martes, 7 de octubre de 2008

¡¡¡Tengo la milagrosa!!!

Ésta frase la decía (y todavía la debe decir) una gran amiga cada vez que se enteraba de una novedad de esas que revolucionan todo. A mi me gusta la frase para cuando aparece alguien en el gimnasio diciendo “tengo la rutina del campeón del mundo”, de bolita o lo que sea, esto se relaciona un poco con la entrada anterior a la del corazón, sobre de donde viene la información. Lo primero que se tiene que dar cuenta el portador de la novedad, es que esa rutina debe estar armada especialmente para ese deportista, considerando sus necesidades y facultades específicas y las del deporte en cuestión.
Otra cosa a tener en cuenta es que ese profesional es justamente eso, un profesional o sea que vive por y para ese deporte que practica, en cambio uno tiene que cumplir con otras actividades (trabajar, estudiar, etc.), por lo tanto no va a tener la misma predisposición para seguir el entrenamiento. Desde hace varios años tengo acceso a rutinas de entrenamiento de profesionales de diferentes deportes, desde culturistas, jugadores de básquet, rugby, futbol americano, hasta corredores de formula uno y la mayoría de las veces dichos entrenamientos son inviables para cualquier deportista local, pero no por falta de condiciones, sino por falta de medios.
Aclaremos algo, una cosa es deporte competitivo y otra cosa es deporte para todos, una cosa es deporte salud y otra totalmente distinta es alto rendimiento.
En todo gimnasio frecuentemente aparece alguien con una rutina de algún culturista profesional y vemos a ese pobre tipo de 60kg y un año (a veces menos) de entrenamiento tratar de imitar la rutina de un atleta de 110 kg y 15 años de carrera, solo con decirlo ya no tiene lógica.
El trabajo de esos individuos es entrenar, les pagan para eso, sus vidas y sus familias están circunscriptas a eso, en cambio nosotros tenemos (o deberíamos tener) una vida fuera del gimnasio y el entrenamiento que realicemos debe permitirnos tenerla.
¿Esto quiere decir que vamos a tomarnos el entrenamiento a la ligera?, de ninguna manera, simplemente debe estar adaptado a nuestras posibilidades.