martes, 26 de agosto de 2008

Los por qué del agua

Como es sabido por todos el agua es vital para el ser humano. Entre el 50% y el 70% del cuerpo humano está formado por agua. El músculo está formado por entre un 70% y 75% de agua, mientras que la grasa por un 10% a un 15%. Por eso el músculo es más pesado, o sea que si ganamos masa muscular podemos adelgazar y subir de peso a la vez.

La mayor parte de la energía que consumimos es liberada en forma de calor por diversos procesos, cuando éstos son insuficientes, el calor es absorbido por el agua y llevado por la misma hasta la superficie de la piel para su evaporación. Como una especie de radiador.

El agua es responsable de la termorregulación, mantiene la temperatura corporal. Existe agua dentro de las células y entremedio de ellas, cuando el agua que ingerimos no es suficiente el cuerpo utiliza el agua que está entre las células obligando al agua que está dentro de las células a salir por medio de un proceso llamado equilibrio osmótico.

Esto es el inicio de un proceso de deshidratación, lo que causa sed. O sea que cuando sentimos sed ya estamos deshidratados. Tan solo un 2% de deshidratación disminuye notablemente el rendimiento deportivo. La falta de agua hace que la sangre se vuelva más espesa y esto hace que disminuya el volumen minuto (cantidad de sangre que expulsa el corazón en un minuto).

Si analizamos esto, vemos que tomar agua nos ayuda a liberar el calor generado por la actividad física, por lo tanto las bebidas calientes no nos ayudan con ese propósito.

Pero supongamos que a ustedes no les interesa la hidratación (¿?), ni el rendimiento, ni nada de eso. Lo único que les interesa es la delgadez. El agua interviene en la mayor parte de las reacciones químicas del organismo, desde la digestión y la absorción de nutrientes, hasta un proceso que quizás les interese: la hidrólisis de los ácidos grasos.

Esto es la utilización de las grasa como energía, siendo la única manera de deshacernos de la misma. Si no ingerimos la cantidad necesaria de agua no vamos a “quemar” la cantidad suficiente de grasas.

Como recomendación básica ingerir 2 litros diarios y entre ½ y 1 lt por hora de ejercicio.

miércoles, 20 de agosto de 2008

A cada quien lo suyo

El dolor es visita frecuente de todo aquel que entrene con pesas, con fines de tonificación, hipertrofia o fuerza, pero hay dolor “bueno” y dolor “malo”.

El dolor bueno, es aquel que sentimos en los músculos luego de 24 a 72 horas de haber entrenado, el que lleva tiempo entrenando lo conoce. El principiante, cuando sienta algún dolor, lo más lógico es que consulte con su entrenador y este le dirá que hacer frente a uno u otro tipo.

Frente al dolor bueno hay varias estrategias que se pueden utilizar, pero frente al dolor malo hay una sola, ir al médico. Bajo ningún concepto un entrenador podrá “aconsejar”el uso de medicamentos, es muy común que cuando alguien del gimnasio consulta por algún dolor (que no es del bueno) le contestemos: “¿sabes que es bueno para eso?, ver un médico”.

Pero que sucede cuando esta persona visita al médico, (tenemos grandes amigos médicos y sabemos que no siempre es así, pero hemos visto muchos casos) al decir que entrena con pesas inmediatamente le prohíben esta actividad. Muerto el perro se acabó la rabia, pero no es así.

Frente a un dolor lumbar, es más fácil desaconsejar las pesas que tomarse el trabajo de buscar las causas, como podrían ser la debilidad abdominal asociada al acortamiento de los isquiotibiales.

Es cierto que hay gimnasios donde uno entrena sin que nadie lo vigile, o que hay gente que no hace caso a lo que el entrenador le dice, pero si esa persona le va a hacer caso al médico, que éste no le diga “no hagas más pesas”.

Así como yo no se nada de medicina, los médicos no saben de entrenamiento. Por algo (en entrenamiento deportivo) un cuerpo técnico serio tiene entre otras cosas: un entrenador de la especialidad, un médico deportólogo y un entrenador de la fuerza (o sea de las pesas).

¿Qué pretendemos? Que así como el entrenador dice “que te vea un médico y te diga lo que tienes”, que el médico te diga “tienes tal o cual patología, que tu entrenador lo tenga en cuenta cuando te arme la rutina”. Claro que no en todos los gimnasios tienen en cuenta estas cosas, pero nosotros hasta donde nos da el conocimiento lo hacemos. Así que, a cada quien lo suyo.



lunes, 11 de agosto de 2008

Entrenando en casa

Si hay alguien que merece que nos saquemos el sombrero, es el que día tras día, llueva o truene, entrena en… su casa, “¿?”
Si señores, no nos hagamos los tontos que más aquí o más allá todos tenemos o hemos tenido una bicicleta fija, una cinta caminadora o un aparato multifunción que es un hermoso perchero en el dormitorio o en el baño, si ahí, al lado de la balanza.

Entonces cuando alguien dice “yo hago una hora de cinta todos los días en mi casa”, hay que aplaudir, o el que entrena con pesas en la piecita del fondo, envidiable.

Porque en tu casa siempre tienes algo que hacer, limpiar, ordenar, atender los niños, la tele, o llegan visitas o lo que sea.

Pero no vamos a dedicar una columna para felicitar al deportista hogareño, lo que vamos a hacer es analizar los pro y las contras de cada aspecto del entrenamiento casero.

1) Estás en tu casa.

A favor: el clima no te impide ir a entrenar, aunque esté frió o llueva tenemos el gimnasio ahí.

En contra: estás en tu casa y como dijimos más arriba, siempre tienes algo que hacer.

2) Estás solo/a. (a no ser que invites a un vecino/a o amigo/a)

a) en cuanto al entrenamiento con pesas

A favor: nadie te distrae de tu entrenamiento, te puedes concentrar mejor.

En contra: No tienes nadie que te ayude, puede ser peligroso.

b) en cuanto al entrenamiento aeróbico.

A favor: Nadie te conversa, puedes dedicarte a pensar en tus cosas.

En contra: ¡¡Nadie te conversa!!, puede llegar a ser muy tedioso.

3) Nadie se fija en lo que haces

A favor: Si no estás a gusto con tu cuerpo, te ahorra la incomodidad de la exposición pública. (Este punto es muy discutible)

En contra: puedes estar realizando un ejercicio de manera incorrecta, lo cual puede ocasionar lesiones y nadie estará ahi para advertirte.

4) Te armas tu propia rutina

A favor: (grillos)

En contra: por más conocimientos que tengas sobre entrenamiento, jamás se es lo suficientemente objetivo sobre uno mismo.

Estos son tan solo algunos aspectos, a modo de conclusión, entrenar en casa puede ser beneficioso o perjudicial, dependiendo de muchos factores, no está mal entrenar por su cuenta, pero por las dudas consulte con un profesional.

chau