miércoles, 30 de julio de 2008

Cuestión de pe$o (parte II)

Sigamos. Internacionalmente se ha establecido que para una alimentación saludable, el consumo de hidratos de carbono debe oscilar entre 55% y 65%, estas dietas te quitan más del 50% de tu aporte energético. También se ha establecido que el total calórico no debería ser menor a 1200 kcal por día, para no comprometer la salud, hemos visto varias dietas “mágicas”que no llegan a estos valores. Otro riesgo asociado es que el metabolismo desciende y al abandonar el plan, subimos de peso tan fácilmente como lo perdimos.

También está probado mundialmente que se deben consumir por lo menos 3 porciones de lácteos por día para cubrir los requerimientos mínimos de calcio, pero este tipo de dietas los prohíben. El aporte de calcio es fundamental para, la formación de hueso y junto con el ejercicio luchan contra la osteoporosis. Ya explicamos en fichas anteriores que esta patología afecta principalmente a las mujeres y ¿a que no saben quienes son las principales usuarias de este tipo de tratamientos? Acertaron.

¿Estos tratamientos recomiendan suplementarse para cubrir las posibles deficiencias? Para nada. ¿Se advierte a los clientes sobre estas carencias? Ja ja, por supuesto que no.

Cuando se trata de una revista siempre se puede alegar que la dieta estaba dirigida hacia determinado tipo de público y no pueden prever quien lo lee, pero cuando es un tratamiento y te lo venden sin importar nada, es indignante. Es entendible que “hay que laburar”, pero ¿a que precio?, ¿con que consecuencias?, no se olviden que están tratando con personas. Pero al final surgen dos preguntas fundamentales ¿Quién soy yo para opinar de esto? Simplemente un instructor de fitness que ha estudiado algo de nutrición, pero no me crean, investiguen. ¿Por qué si la columna se llama “Ficha de entrenamiento” escribo tanto sobre nutrición? Obvio, para entrenar, primero hay que alimentarse bien.

chau

domingo, 20 de julio de 2008

Cuestión de pe$o (parte I)

Ya lo hemos hablado, o escrito, el ser humano promedio va a buscar la manera más fácil de bajar de peso, sea efectiva o no, sea saludable o no. Aclaremos un error de concepto, ya que si ahondamos en los verdaderos objetivos lo que todos queremos no es perder peso, es deshacernos de la grasa sobrante.
¿A usted le importaría cuanto pesa su mujer si tuviera el cuerpo de Jennifer López?, ¿a usted le molestaría el peso de su marido si tuviera el cuerpo de Brad Pitt?, claro que no, porque lo que todo el mundo quiere es deshacerse de la grasa no del peso.

Déjenme decirles algo, perder peso no necesariamente implica perder grasa, también se puede perder peso en agua, en músculo o en densidad ósea.

Aprovechando este error de concepto aparece gente que ofrece “dietas milagrosas”, (ya sea para vender un tratamiento o una revista) que hacen que rápidamente pierdas peso y montones de centímetros, y es cierto, lo que no se sabe bien es en base a que se perdieron.

¿De que se tratan estos métodos? En cuanto a las revistas te aparece una portada que te promete perder ocho kilos en una semana, y en los diversos tratamientos tienen dos o tres dietas prefabricadas, en cualquiera de los dos casos no se tienen en cuenta las características personales únicas de cada individuo.

¿Cuál es el secreto de estas dietas? Generalmente en eliminar la ingesta de hidratos de carbono, o sea la base energética de nuestro cuerpo, eliminar las frutas más azucaradas y los alimentos más grasos. ¿Qué te dejan comer? Proteínas y fibra, o sea carne y verduras.

¿Qué se logra con esto? Al eliminar los “hidratos” de carbono se pierde “agua” y como ya dijimos que son la fuente natural de energía, el cuerpo recurre a las reservas para subsistir, las grasas y músculo.

Entendamos algo las grasas, por desagradables que nos resulten, son la reserva energética más importante que tiene el cuerpo humano, pero no son las más fáciles de usar, el camino más rápido es “destruir” músculo, el cuerpo dice: “para que quiero tanto músculo si no voy a tener energía para usarlo”. Continuará…

domingo, 13 de julio de 2008

El entrenamiento deportivo

Cualquiera sea el deporte, cuando lo técnico-táctico es parejo lo que marca la diferencia es lo físico y cuando se habla de preparación física, ¿que es lo primero que se toma en cuenta?, la resistencia aeróbica, y ¿que es lo que nunca se toma en cuenta? (por lo menos en el Uruguay), adivinaron, el entrenamiento de la fuerza (familiarmente “las pesas”).

¿Y porque se dejan de lado?, “porque las pesas te dejan duro y lento” ¡¡¡Mentira!!! El desconocimiento sobre los beneficios del entrenamiento con sobrecarga es tan grande, que aquí seguimos manejando conceptos que en otros países han sido desterrados hace 70 años. “Pesas no, entrenemos la resistencia”, bárbaro, pero la resistencia depende de la fuerza, si no tengo fuerza para dar un paso, no voy a tener resistencia para dar veinte.

“Pesas no porque te enlentecen, entrenemos la velocidad”muy bien, pero la velocidad, al igual que la fuerza, depende de: las fibras musculares de contracción rápida, la coordinación intramuscular y la intermuscular entre otras cosas y las pesas estimulan estos factores.

Hasta hemos escuchado, “el músculo te saca velocidad”, díganselo a un corredor de 100 metros, ó“para este deporte se precisa potencia, no fuerza”, pero en física potencia es (a groso modo): fuerza por velocidad.

“Si pero las pesas te dejan duro”, si el rango articular del gesto deportivo es superior al del movimiento de entrenamiento, el primero puede verse afectado, pero sucederá lo mismo con cualquier entrenamiento que no tenga en cuenta el desarrollo de la flexibilidad en su planificación, se hagan pesas o no.

Porque debemos tener algo en claro, no estamos diciendo “con las pesas se resuelve todo”, lo que hay que entender es que debería ser un complemento obligatorio de la preparación física, como debe serlo la flexibilidad y la resistencia.

“Pero yo un año entrené con pesas y no jugué ni para atrás”, hay muchas formas de entrenar con pesas y tanto el entrenamiento como los resultados obtenidos dependerán de los objetivos, del período del año, del deporte, del atleta, y por supuesto, de quien te entrene.



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