sábado, 23 de febrero de 2008

Osteoporosis y ejercicio (parte I)

La osteoporosis es una debilidad esquelética producida por una disminución generalizada y

progresiva de la densidad ósea.

Los huesos están en constante remodelación, todo el tiempo coexisten procesos de formación y resorción ósea. Esto lo logran por medio de dos tipos de células especializadas, unas encargadas de la formación (osteoblastos), y otras de la resorción de hueso (osteoclastos). En las mujeres la actividad osteoclástica (destrucción ósea) aumenta a causa del descenso de estrógenos, a su vez luego de los 60 años hombres y mujeres sufrimos un descenso en los niveles de osteoblastos (formadores de hueso). En resumen, tarde o temprano todos vamos a sufrir osteoporosis, lo que no sabemos es si esto va a afectar nuestra calidad de vida y aquí dependemos de nuestra genética, de la alimentación y del ejercicio.

La genética es la parte que no podemos controlar, pero los otros dos factores si, por eso en nuestra alimentación deberemos tener un adecuado aporte de calcio. Pero en ocasiones y sobre todo a cierta edad, si bien las necesidades de calcio están cubiertas (incluso con tratamiento farmacológico) la osteoporosis sigue ahí, e incluso avanza. Aquí es donde hace su entrada la actividad física y especialmente el entrenamiento con pesas.

La eficiencia de los huesos como estructuras biomecánicas está regulada por un mecanismo interno llamado “mecanostato óseo”. El mismo percibe el uso mecánico habitual en cada región esquelética, o sea los niveles de tensión soportados por los distintos huesos.

El entrenamiento con pesas fuerza constantemente a nuestros músculos, los cuales tienen su punto de tracción en los huesos. Este “stress” mecánico generado en el punto de inserción del músculo, es el que hace que el mecanostato mejore la densidad ósea como forma de optimizar la rigidez del hueso.

Por hoy dejaremos este tema por aquí y lo retomaremos la semana siguiente, porque consideramos importante aclarar bien ciertos puntos para una mejor comprensión de la importancia de la actividad física en el tratamiento y la prevención de esta patología.


sábado, 16 de febrero de 2008

¿Dolor de cintura?

Muchos pueden ser los factores implicados en las molestias que sentimos en la columna a nivel lumbar. Pero los más comunes a todos nosotros son los provocados por las malas posturas y las tareas diarias realizando fuerza de manera incorrecta.

Es muy fácil adoptar “vicios” posturales sobre todo si debemos permanecer varias horas parados o sentados, esto provoca molestias en toda la columna vertebral, mayormente en la región lumbar.

Cuando adoptamos una mala postura al estar sentados, estamos impidiendo que las fuerzas que actúan sobre nosotros sean descargadas adecuadamente, favoreciendo el incremento de la tensión en los músculos lumbares, ligamentos y la compresión de las estructuras vertebrales, además de favorecer el acortamiento de la musculatura isquiosural (parte posterior del muslo).

Cuando estamos parados el acortamiento de los músculos espinales y del psoas-ilíaco, sumado al debilitamiento abdominal, producen lo que se conoce como anteversión de pelvis (la cadera gira hacia adelante) provocando un aumento excesivo de la curvatura lumbar (hiperlordosis), conjuntamente con un exceso en la cifosis dorsal (vulgarmente “joroba”). Este aumento en la clásica forma “S” puede ser agravado a la hora de levantar peso por encima de la cabeza de manera incorrecta. Y no pensemos solamente en el trabajo con pesas, ya que, en teoría, aquel que concurre habitualmente a un gimnasio conoce la manera correcta de levantar peso. Otro de los movimientos más comunes que se pueden dar en la vida diaria es levantar un peso desde el suelo y de no ser ejecutado correctamente puede causar “dolor de cintura”.

Es fundamental para prevenir el dolor en la columna lumbar el aumento de la flexibilidad de la misma, junto al fortalecimiento de la musculatura abdominal. Es importante recordar que cuando se concurre a un gimnasio para entrenar con pesas, antes que la estética y los objetivos físicos, está la salud y por lo tanto debemos aprender la manera correcta de levantar peso, para poder volcarlo a nuestra vida diaria.

Saludos

sábado, 9 de febrero de 2008

¿Aeróbico o anaeróbico?

A la hora de bajar de peso, llegamos a la duda de que nos convendrá más, si salir a trotar (ejercicio aeróbico) o entrenar con pesas (ejercicio anaeróbico). Analicemos las ventajas que nos ofrece cada uno para luego sacar nuestras conclusiones.

Cuando hablamos de que un ejercicio es aeróbico o anaeróbico a lo que nos referimos es al sistema energético que utiliza. En la mayor parte de nuestras actividades, el cuerpo obtiene su energía por medio de un proceso llamado glucólisis la cual puede ser en presencia de oxígeno o no. Cualquier actividad puede llegar a ser aeróbica o anaeróbica dependiendo de la intensidad y la duración de la misma.

Más allá de esto siempre enmarcamos a las actividades físicas por sus características generales y por eso se considera a ciertas actividades como aeróbicas (caminar, correr, ciclismo, natación, etc.) y al levantamiento de pesas como una actividad anaeróbica.

El metabolismo aeróbico se nutre de las reservas de glucógeno, pero si la actividad tiene una duración e intensidad adecuadas es posible que se utilicen las grasas como fuente de energía. Esto podría hacernos pensar que con el ejercicio aeróbico ya ganamos la batalla contra el sobrepeso. No necesariamente.

El entrenamiento con pesas produce un efecto metabólico superior a largo plazo, es decir que solo por tener más masa muscular consumimos más energía, además no solo tenemos el gasto energético del entrenamiento, luego de entrenar el cuerpo sigue trabajando para recuperarse del ejercicio. El entrenamiento con pesas provoca un daño a nivel plástico estructural que logra mantener elevado el metabolismo, por alrededor de un par de horas después, lo cual prácticamente no se produce luego de, por ejemplo, salir a correr. Este gasto extra de energía nos permite bajar de peso. Entonces podríamos pensar que nos conviene más hacer pesas, pero esta actividad no entrena un músculo que la caminata si, el corazón.

Por eso a la hora de las conclusiones, creemos que lo mejor es la combinación de ambos, el entrenamiento con pesas y un adecuado ejercicio aeróbico. Chau.